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jueves, 1 de abril de 2010

El Adiestramiento en Obediencia

El Adiestramiento en Obediencia. 39

Antonio Pozuelos Jiménez de Cisneros


He observado, en las tertulias con adiestradores, que el concepto de adiestramiento del perro de compañía es, entre los profesionales, como el de esa asignatura que en el lenguaje académico español, llamamos familiarmente "María". Casi todos los aficionados se vuelven expertos a base de adiestrar en obediencia, cualquier dueño asegura tener a su perro adiestrado y mantiene que le obedece en todo aunque la situación sea complicada.
Escribo este artículo para tratar de convencerloa usted de que el adiestramiento básico de Truco es como la piedra angular que soportará su futura conducta. Es como el encuentro con el primer maestro que nos enseñó a leer. Este símil se lo mostré a una de mis mejores alumnas cuando opinó que hay otros adiestramientos muy complejos que son los que dignifican al buen profesional.
El adiestramiento en obediencia es tan importante para Truco como aprender a leer para su hijo. Tanto es así que si nuestro primer maestro no hubiese sido un buen profesional sería muy difícil que llegásemos a la Universidad ya que la frustración, la dejadez y el fracaso harían imposible que nuestro potencial se mostrase.
Por otro lado, el perro es empleado en la actualidad como animal de compañía sobre cualquier otra funcionalidad. Se calcula que un 72% de los ejemplares que se adquieren cada año, se destinan a este menester y el 91% de los adiestramientos llevados a cabo por profesionales contratados se hacen en esta disciplina. Es muy difícil que se contraten los servicios de adiestradores para formar un perro en disciplinas deportivas, civiles, de especialidades o policiales ya que los guías de estos animales suelen ser además de dueños, adiestradores.
La realidad actual es que casi ningún dueño de perro adiestrado en compañía, tiene el control suficiente, sobre su animal, para evitar una situación embarazosa cuando no de verdadero riesgo. Incluso he visto perros de un alto nivel en su cartilla de trabajo deportivo, a los que les ha costado soltar la manga y volver junto a su guía cuando se les ha ordenado. ¿Por qué ocurre esto? Simplemente porque en el primer adiestramiento se han cometido fallos que luego se han extrapolado a todas las fases posteriores de habilidades.
Piense el lector que el primer contacto con el collar de trabajo, la primera imposición, el primer ejercicio reiterado, el cansancio y la adaptación a su condición de alumno, exige un cambio de actitud muy costoso en nuestro buen Truco. Para paliar en parte este "mal trago" que va a afrontar nuestro perro nosotros, sus adiestradores, no podemos olvidarnos de factores de la personalidad del animal que van a influir en su comportamiento futuro.
No es igual el método a aplicar a un perro duro de físico que a otro blando y con un alto índice de percepción sensorial. Hay perros que acusan una simple reprimenda del adiestrador y otros a los que un castigo alto les importa poco con tal de salirse con la suya. A algunos se les puede recompensar con comida pero otros exigen juego como consecuencia a una buena respuesta al adiestramiento. La dependencia de un perro hacia su dueño es muy variable y depende de sus caracteres raciales filogenéticos, de su carácter y de la educación anterior que haya recibido de su dueño. También influyen factores como la edad, el sexo y las experiencias anteriores.
Si a todos estos problemas unimos la dificultad en realizar un análisis completo de su carácter, temple, tenacidad, aprendizaje súbito, intrepidez y predisposición para el trabajo, verá el lector que adiestrar en compañía o en obediencia no es tarea fácil y que muchos dueños han "descubierto" a su perro el día que le han puesto un collar de trabajo y han decidido adiestrarlo. ¡Yo, el primero!
Podemos deducir que no existen dos individuos iguales y por tanto, la manipulación y método a seguir en el proceso de adiestramiento, deberá ajustarse al análisis individual. Debemos tener en cuenta aquellos factores de variabilidad que alterarán los resultados del estudio. Enfermedades, dolencias, fases críticas del desarrollo psicofísico, hostilidades ambientales, traumas muy recientes e incluso, instintos primarios satisfechos, distorsionarán en menor o mayor grado, la percepción del analista.
Evidentemente, compilar todos estos factores, procesarlos y extraer el método de adiestramiento a seguir con nuestro Truco, le parecerá a usted un trabajo de romanos. Si aplicásemos a nuestro perro el método exacto tendríamos el mismo éxito que el maestro que consigue que todos sus alumnos acaben los estudios superiores. ¡Imposible tarea!
Debemos pues conformarnos con conseguir algo importantísimo en el adiestramiento de Truco; el control sobre él. Esta tarea es relativamente fácil para el que se empeña en conseguirla. Les aconsejo que olviden las películas de Rintintín, las del Pastor alemán policía y las de la perrita Lassie. Las conductas de esos animales son obra de auténticos maestros que, en el primer día que comenzaron a adiestrar, tenían claro un concepto; el control de su perro sería la llave de todas las etapas posteriores.
El contexto de la mecánica del primer adiestramiento es muy sencillo. Solo hay que enseñarle al perro cuatro órdenes básicas: mantener la posición de suelo, caminar al lado de su amo sin tirar ni retrasarse, sentarse y permanecer quieto y, sobre todo, acudir a la llamada. Si me apura, podemos hasta suprimir la orden de quieto si “convencemos” a Truco de que no puede cambiar de posición si no se lo ordenamos y, aun más, la orden de ¡Suelta! puede ser obviada si cuando lo llamamos deja lo que esté haciendo para venir rápidamente a nuestro lado. Realmente parece fácil pero le aseguro que mantener al perro en el suelo y sin moverse mientras entramos en una tienda a comprar el periódico, solo tiene de fácil el referirlo.
Muchos de ustedes pensarán que con este artículo pretendo echar un jarro de agua fría a todos los que pensaban adiestrar a su perro en compañía. Nada más lejos de la realidad. Lo que pretendo es que no se conviertan ustedes en adiestradores frustrados que enseñan todo a su perro mientras este sigue haciendo lo que le da la gana.
Para que esto que les he referido no ocurra, me voy a permitir darle un consejo; invierta todo el tiempo del mundo en enseñarle a su perro a permanecer echado en el suelo durante el tiempo que usted considere oportuno. Cuando haya conseguido esto, cuando usted se vaya para volver al cabo de cinco minutos encontrando a Truco en el mismo sitio que se quedó, le puedo asegurar que las demás órdenes le parecerán un paseo militar. Cultive, a continuación, una llamada perfecta y, cuando lo consiga, habrá superado al 60% de los adiestradores que se consideran profesionales. El resto es tremendamente fácil comparado con la dificultad de obtener el control que ahora posee sobre su buen Truco.
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